Gracias a los clientes buenos

Quiero agradecer públicamente a todos mis clientes, pero en particular a los “buenos”.

Pero no solo en el sentido de clientes que no dan problemas por ejemplo con los pagos, sino y sobre todo clientes preparados que conocen su negocio, y en qué les puedes ayudar... y en qué no.

Esto no significa para nada que sean clientes fáciles, más bien suele ser al revés, porqué son exigentes.

Te exigen esos estándares de calidad y servicio que deberías siempre dar pero - seamos honestos - a veces no conseguimos dar.

Te sacan de tu zona de confort, obligándote a dar más y mejor, incluso y sobre todo cuando más te cuesta.

Te hacen crecer con ellos, al punto que a veces tienes la sensación de que estás tu aprendiendo de ellos, y no al revés.

Cuando te critican duele mucho pero te dan pistas sobre cómo mejorar.

Y, cuando te agradecen, te sientes como si tu día se hubiese llenado de sentido.

Una de las diferencias entre tener éxito y fracasar es... tener buenos clientes.

Así que, ¡muchas gracias!